Uno de los detonantes del desastroso drama de la vivienda al que asistimos fue la Ley de Liberalización del Suelo de 1998, con la cual el gobierno del PP desencadenó una frenética actividad recalificadora, y que gracias a una agresiva propaganda en favor de un sistema hipotecario defectuoso y especulativo, triplicó el precio de la vivienda y llenó las arcas municipales - y los bolsillos de muchos de sus gobernantes locales - de ganancia rápida y fácil, incentivando en una tímida sociedad la errónea y depravada idea capitalista que asociaba éxito financiero con corrupción urbanística.
Las masivas injusticias en lo referente a inversiones fraudulentas y especulativas provocadas por una desmedida expansión del crédito - con un pasado y un presente neoliberal - han terminado por basar de manera casi exclusiva la economía española y la creación de empleo en torno al insostenible sector de la construcción. Así crearon la famosa Burbuja Inmobiliaria, una verdadera bomba de relojería.
Colapsada la burbuja inmobiliaria y financiera bajo los compases de unas décadas de falso crecimiento, terminó generándose de manera directa el inminente colapso de la deuda. En esa etapa de consumismo ciego no existieron en la política nacional voces críticas que atendieran a los problemas de la deuda y consideraran sus funestas consecuencias. Frente a esa deuda pública y privada, originada principalmente por la banca y el sector privado, la élite política, orquestada por una élite económica, pretende ahora pasar la factura a la ciudadanía, con la intención de que arreglemos un problema generado por ellos mismos.
En la Safor, los desahucios son difíciles de cuantificar. Además de los más de 2.500 ejecutados desde el año 2006, deberíamos tener en cuenta aquellas familias inmigrantes que han sido obligadas a abandonar sus casas por la imposibilidad de hacer frente al pago de las cuotas hipotecarias, teniendo como única expectativa volver a sus países. Mientras, en todo el Estado, la escalofriante cifra de desahucios supera la media de 172 órdenes judiciales al día. Gracias a medidas coyunturales y económicas que miran únicamente hacia las exigencias de los grandes empresarios, aquellos que provocaron esta crisis siguen ganando dinero a costa de una población asfixiada, estafada, y reprimida.
Por todo esto, el próximo domingo, en Gandia, al tiempo que en otras 37 ciudades, saldremos a la calle para exigir que miren por primera vez las necesidades de la población y no de la cúpula económica: La regulación de la dación de pago retroactiva, para poder cancelar la deuda hipotecaria tras la entrega del piso, y el desbloqueo de la Iniciativa Legislativa Popular; una moratoria de los desahucios por motivos económicos, mientras la banca siga acumulando un alto porcentaje de viviendas vacías, que no cumplan una función social; y la reconversión del parque de viviendas vacías en parque público de alquiler social. ¡Nos vemos el domingo, a las 18 horas, en la plaza del Ayuntamiento!
No hay comentarios:
Publicar un comentario